domingo, 27 de abril de 2014

REFLEXIÓN A PROPÓSITO DEL DÍA DEL PERIODISTA

Comparto con ustedes una reflexión que dediqué a los estudiantes de Periodismo este día.

REFLEXIÓN A PROPÓSITO DEL DÍA DEL PERIODISTA

Queridos y queridas periodistas en formación: La que siguen como sueño, la que eligieron, la que quieren ejercer, es una profesión de grandes satisfacciones y grandes frustraciones. Una profesión que requiere de coraje y que ayuda a construir o a destruir, dependiendo de cómo la ejerzamos. Una profesión que en su naturaleza exige honestidad intelectual, compromiso social y ética profesional.

HONESTIDAD INTELECTUAL, para que no caigamos en la execrable práctica de creernos superiores a quien sea, para evitar que nos convirtamos en chapuceros hedonistas y badulaques de escaparate.

COMPROMISO SOCIAL para saber que en el mundo quienes sufren lo hacen porque son víctimas siempre de quienes tienen más poder –de la naturaleza que fuere-, sin excepción posible. Compromiso social para construir puentes de acercamiento con la realidad, para mostrar las desigualdades e injusticias y para entender y explicar que somos parte indisoluble de esa población y que estamos obligados a expresar, explicar, asistir, apoyar, defender y transformar con veracidad y coherencia.

Y ÉTICA PROFESIONAL para no mentir a favor del poderoso en perjuicio del desvalido o sojuzgado. Ética profesional para no ser instrumentos de las mafias –del tipo que fuere-, para decir los hechos sin tergiversarlos y sin torcerlos a cambio de favores, elogios, dinero u otro beneficio canalla.

Quien pretenda ser periodista debe saber que no tendrá riqueza material más de la necesaria para vivir con dignidad, pero sí riqueza personal si ejerce la profesión con honestidad, si pone la profesión al servicio de la gente, si no se vende por dos monedas, prebendas, figuración, etc.

Quien quiera ser periodista debe saber que la defensa de la libertad y de los principios democráticos es innegociable; que está obligado a ella y que deberá levantarse contra cualquier tipo de abuso, opresión o dictadura. Que renunciar a todo eso es sencillamente convertirse en mercenario de la palabra y asesino de la conciencia.

El periodista en formación deberá saber que el conocimiento es una necesidad permanente y que la arrogancia y la vanidad son el cáncer que le acechan constantemente para evitar que se convierta en una buena persona, íntegra, decente y principista. Deberá desconfiar de quien le halaga, de quien le ensalza, de quien no le dice la verdad aunque sea incómoda, dolorosa o abominable.

Después de todo, los hechos, la realidad, de eso que está constituida cotidianamente nuestras vidas y la de quienes nos rodean, nos golpearán en el rostro tarde o temprano, nos guste o no. El periodista no puede vivir aislado, ni ajeno a la política ni distante de lo que ocurre dentro y fuera del poder, ni de lo que pasa en cualquier lugar de su país y el mundo. Esa tarea tan básica y esencial de buscar, procesar y difundir información de valor periodístico y de interés general, después de todo necesita conocimiento real y solvencia cabal.

En definitiva, deberá saber que el periodista antes que nada es un ser humano y que como tal es su obligación no dejar de serlo ni de sentir lo que le ocurre a otros seres humanos. Deberá entender que si no se ubica en la piel, en las sensaciones y emociones de los demás en cualquier circunstancia, si no respeta las diferencias de ideas ni el dolor de otros, si no asume que el mundo es diverso y variado, si no sabe ni quiere entender que no se discrimina a otro ser humano por razón alguna, si no reconoce que no sabe todo, que no es superior a nadie y que no es juez, ni fiscal, ni policía, ni patrón; si no asume con convicción que el periodista no se vende ni se alquila, que la verdad no se omite ni se bastardea; y si no se reconoce como trabajador que tiene derechos que defender y obligaciones que cumplir, simplemente está equivocado de carrera.

Reciban un afectuoso saludo y un fuerte abrazo en este día.

26 de abril de 2014Trascribimos un interesante y necesario texto que compartío el Periodista y docente Miguel H. López con sus alumnos de Periodismo por dia del Periodista, previa autorización del autor, por supuesto.



REFLEXIÓN A PROPÓSITO DEL DÍA DEL PERIODISTA
Queridos y queridas periodistas en formación: La que siguen como sueño, la que eligieron, la que quieren ejercer, es una profesión de grandes satisfacciones y grandes frustraciones. Una profesión que requiere de coraje y que ayuda a construir o a destruir, dependiendo de cómo la ejerzamos. Una profesión que en su naturaleza exige honestidad intelectual, compromiso social y ética profesional.
 
HONESTIDAD INTELECTUAL, para que no caigamos en la execrable práctica de creernos superiores a quien sea, para evitar que nos convirtamos en chapuceros hedonistas y badulaques de escaparate.
 
COMPROMISO SOCIAL para saber que en el mundo quienes sufren lo hacen porque son víctimas siempre de quienes tienen más poder –de la naturaleza que fuere-, sin excepción posible. Compromiso social para construir puentes de acercamiento con la realidad, para mostrar las desigualdades e injusticias y para entender y explicar que somos parte indisoluble de esa población y que estamos obligados a expresar, explicar, asistir, apoyar, defender y transformar con veracidad y coherencia.
 
Y ÉTICA PROFESIONAL para no mentir a favor del poderoso en perjuicio del desvalido o sojuzgado. Ética profesional para no ser instrumentos de las mafias –del tipo que fuere-, para decir los hechos sin tergiversarlos y sin torcerlos a cambio de favores, elogios, dinero u otro beneficio canalla.
Quien pretenda ser periodista debe saber que no tendrá riqueza material más de la necesaria para vivir con dignidad, pero sí riqueza personal si ejerce la profesión con honestidad, si pone la profesión al servicio de la gente, si no se vende por dos monedas, prebendas, figuración, etc.

Quien quiera ser periodista debe saber que la defensa de la libertad y de los principios democráticos es innegociable; que está obligado a ella y que deberá levantarse contra cualquier tipo de abuso, opresión o dictadura. Que renunciar a todo eso es sencillamente convertirse en mercenario de la palabra y asesino de la conciencia.

El periodista en formación deberá saber que el conocimiento es una necesidad permanente y que la arrogancia y la vanidad son el cáncer que le acechan constantemente para evitar que se convierta en una buena persona, íntegra, decente y principista. Deberá desconfiar de quien le halaga, de quien le ensalza, de quien no le dice la verdad aunque sea incómoda, dolorosa o abominable.

Después de todo, los hechos, la realidad, de eso que está constituida 
cotidianamente nuestras vidas y la de quienes nos rodean, nos golpearán en el rostro tarde o temprano, nos guste o no. El periodista no puede vivir aislado, ni ajeno a la política ni distante de lo que ocurre dentro y fuera del poder, ni de lo que pasa en cualquier lugar de su país y el mundo. Esa tarea tan básica y esencial de buscar, procesar y difundir información de valor periodístico y de interés general, después de todo necesita conocimiento real y solvencia cabal.

En definitiva, deberá saber que el periodista antes que nada es un ser humano y que como tal es su obligación no dejar de serlo ni de sentir lo que le ocurre a otros seres humanos. Deberá entender que si no se ubica en la piel, en las sensaciones y emociones de los demás en cualquier circunstancia, si no respeta las diferencias de ideas ni el dolor de otros, si no asume que el mundo es diverso y variado, si no sabe ni quiere entender que no se discrimina a otro ser humano por razón alguna, si no reconoce que no sabe todo, que no es superior a nadie y que no es juez, ni fiscal, ni policía, ni patrón; si no asume con convicción que el periodista no se vende ni se alquila, que la verdad no se omite ni se bastardea; y si no se reconoce como trabajador que tiene derechos que defender y obligaciones que cumplir, simplemente está equivocado de carrera.

Reciban un afectuoso saludo y un fuerte abrazo en este día.

26 de abril de 2014

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